DE GUSTOS, MANÍAS Y DEMÁS RAREZAS.


DE GUSTOS, MANÍAS Y DEMÁS RAREZAS.
- Por Mónica I. García Osornio.

Me gustan las imágenes raras y los besos en lugares íntimos.
Me gusta todo lo inalcanzable y los juegos de azar.
Me gusta hacerle cosquillas al peligro y jugar con tu corazón.
Me gusta comer arroz blanco y sus ojos… también en blanco.
Me gusta tanto imaginar que vivo en un castillo y que él es mi único sirviente.

Nunca camino derecha porque me da miedo llegar a una curva y chocar.
No suelo besar en público porque no me gusta que la gente envidie mi manera de hacerlo.
Tengo un pacto con la noche y otra con los Dioses del alcohol.
La felicidad es algo que no se definir pero que irónicamente creo haber sentido alguna vez… cuento él estaba aquí.
Me enamoro fácil y últimamente también olvido muy fácil.
No creo en el amor eterno, pero si en la eternidad.

Soy dueña de varias mentadas de madre “históricas” lanzadas hacia mi persona por ciertos hombres del pasado.
Soy dueña de varia ropa interior la cual poseen algunos de esos “hombres”.
Soy una dama y nunca recuerdo su nombre, ni su cara… sólo si tenían o no lunares en el cuello y que tan bonitas eran sus orejas.
Mantengo en su lugar mis instintos siempre y cuando no llegue el alcohol a sacarlos a pasear un rato.

Casi siempre digo la verdad, y casi siempre miento.
No creo que exista en el mundo alguien 100 % sincero, no lo creo.
Hago muecas cuando estoy nerviosa y aprieto la boca cuando estoy enojada.
Nunca beso la primera cita, la verdad es que nunca he tenido una primera cita.

Me gusta ser intensa, me gusta que les de miedo mi intensidad.
Me gusta mucho que huyan para correr a alcanzarlos.
Me gusta mucho batallar, me gusta mucho pelear por lo que quiero siempre y cuando no me llegue a matar.
Me apasiona un hombre con pasiones y con pantalones.
Me apasiona un hombre que sepa besar sin si quiera besar.
Me mueven las pasiones, las mas bajas, las mas mundanas, las peores.
Soy frágil ante lo que amo, pero dura ante lo que temo.
Soy ágil ante lo que amenaza tocar mi corazón y lenta ante un barba.

Los hombres, son como las flores para los jardineros para mi.
Son como las carreteras llenas de curvas para los pilotos.
Son como ese juego extremo que tu mamá te dice que no juegues pero que lo haces porque te provoca adrenalina, esa misma adrenalina que te alimenta, que te da vida, eso son.
Son como ese épico momento en el que te podrías jugar el todo por el nada.
Son exquisitos, son mágicos, son tan estúpidos, tan irónicos, son tanto y nada a la vez.
Por eso me gustan, por eso me enamoro de ellos, por eso escribo para ellos.


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